Un día como hoy “Srila Prabhupada parte a occidente”

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El partió de su India natal con sólo 6 dólares en su bolsillo pero traía un tesoro de incalculable valor… “amor puro por Dios”
A continuación ofrecemos un extracto del primer capítulo del libro Prabhupada lilamrta llamado “Luchando Solo”que narra la partida y el viaje hacia EEUU de Su Divina Gracia Bhaktivedanta Swami Prabhupada.

Luchando solo

Calcuta

13 de agosto de 1965

El Jaladuta es un barco de la Compañía Naviera Scindia, que  hace el servicio regular de transporte de carga, pero que tiene un cama rote para pasajeros. En el viaje que hizo de Calcuta a Nueva York en agosto y septiembre de 1965, el camarote estuvo ocupado por «Sri Abhay Charanaravinda Bhaktivedanta Swami», cuya edad estaba inscrita como sesenta y nueve años, y que estaba a bordo con «un billete de favor con mantenimiento».

El Jaladuta, al mando del capitán Arun Pandia, cuya esposa  iba también a bordo, salió a las nueve de la mañana del viernes 13 de agosto. En su diario, Bhaktivedanta Swami anotaba: «El camarote es muy cómodo. Gracias a Sri Krisna por haber inspirado a Sumati Morarji a tomar todas estas disposiciones. Estoy muy cómodo». Pero el día catorce, decía: «Mareo, vértigo, vómitos: Golfo de Bengala. Fuertes lluvias. Estoy peor».

El día 19, cuando el barco llegó a Colombo, Ceilán (hoy Sri  Lanka), Bhaktivedanta Swami pudo verse aliviado de su mareo. El capitán le llevó a tierra, y estuvo dando vueltas en coche por Colombo. Después, el barco siguió hacia Cochin, en la costa oeste de la India. Janmasthami, el día  del advenimiento de Sri Krishna, cayó aquel año el día 20 de agosto. Bhaktivedanta Swami aprovechó la oportunidad para hablar a la tripulación de la filosofía de Sri Krishna, y distribuir el prasadam que él mismo  había cocinado. El 21 de agosto era su setenta cumpleaños, que celebró sin ceremonia, en el mar. Aquel mismo día llegaba el barco a Cochin, y los baúles de Bhaktivedanta Swami con los ejemplares del Srimad-Bhagavatam, que habían enviado de Bombay, se subieron a bordo.

Para el día 23, el barco se había hecho a la mar rumbo al Mar Rojo, donde Bhaktivedanta Swami pasó grandes apuros. Anotó en su diario: «Lluvia, mareo, vértigo, dolor de cabeza, desgana,  vómitos». En dos días tuvo dos ataques de corazón. Él toleraba las  dificultades, meditando en la finalidad de su misión, pero después de dos días de ataques tan violentos, pensó que si tenía otro no podría sobrevivir.

En la noche del segundo día tuvo un sueño. Sri Krishna, en Sus diversas formas, estaba remando en un bote, y dijo a Bhaktivedanta Swami que no temiera, que debía seguir. Bhaktivedanta Swami sintió con fianza en la protección de Sri Krishna, y los violentos ataques no se repitieron.

El Jaladuta entró en el Canal de Suez el 1 de septiembre e  hizo escala en Port Said el día 2. Bhaktivedanta Swami visitó la ciudad con el capitán y dijo que le gustaba. Para el día 6 se había recuperado ligeramente de sus trastornos y volvía a comer normalmente por primera vez, tras haberse preparado él mismo su propio  kichari y unos puris. Anotó en su  diario que sus fuerzas se iban renovando poco a poco.

Viernes, 10 de septiembre

Hoy el barco navega con mucha suavidad. Hoy me siento mejor. Pero siento la separación de Sri Vrindaban y de Sri Govinda, Gopinath, Radha-Damodar. El <U6>unico consuelo es el Sri Chaitanya Charitamrita, en el que estoy saboreando el néc tar de los lila (pasatiempos) de Sri Chaitanya. He dejado  Bha ratabhumi (la India) solamente para cumplir la orden de Sri Bhaktisiddhanta Saraswati, de conformidad con la orden de Sri Chaitanya. No estoy capacitado, pero asumo el riesgo sólo para ejecutar la orden de Su Divina Gracia. Dependo plena mente en Su misericordia, tan lejos de Vrindaban.

El viaje por mar de 1965 fue muy tranquilo para el  Jaladuta. El capitán Pandia dijo que no había visto en toda su carrera una travesía del Atlántico tan tranquila. Bhaktivedanta Swami replicó que la tranquilidad se debía a la misericordia de Sri Krishna. La Sra. Pandia pidió a Bhaktivedanta Swami que se volviese con ellos, para que pudiesen tener una travesía igual. Bhaktivedanta Swami escribía en su diario: «Si el Atlántico hubiese mostrado su rostro habitual, quizás yo hubiese muerto. Pero Sri Krisna se ha hecho cargo del barco».

Al cabo de treinta y cinco días de viaje desde Calcuta, el  Jaladuta llegaba al Muelle de la Commonwealth de Boston, a las cinco y media de la mañana del 17 de septiembre de 1965. El barco haría una corta escala en Boston antes de continuar hacia Nueva York.

Bhaktivedanta Swami tuvo que pasar por la oficina de inmigración y las aduanas de Boston. Su visado le permitía una estancia de dos meses y un funcionario se la selló para indicar la fecha en la que debía salir del país. El capitán Pandia invitó a Bhaktivedanta Swami a dar una vuelta por Boston, donde el capitán quería hacer algunas compras. Cruzaron por una pasarela a una zona comercial muy concurrida, con iglesias antiguas, almacenes, edificios de ofi cinas, bares, librerías extravagantes, clubs nocturnos y restaurantes. Bhaktivedanta Swami observó rápidamente la ciudad, pero lo más importante de la breve estancia en Boston, aparte de haber pisado América, fue que en el Muelle de la Commonwealth escribió un poema en bengalí, titulado «Markine Bhagavata-dharma» («Enseñar la Conciencia de Krishna en América»). Algunos  de los versos que escribió aquel día, a bordo del barco, eran como sigue:

Mi querido Sri Krishna, eres muy misericordioso con esta alma inútil, pero no sé por qué me has traído aquí. Ahora puedes hacer de mí lo que quieras.

Pero me figuro que Tú tienes algo que hacer aquí, si no, ¿por qué me habrías traído a este lugar terrible?

Aquí, la mayoría de la gente está cubierta por las modalidades materiales de la ignorancia y la pasión. Absortos en la vida material, creen que son muy felices y que están contentos, y por tanto no se interesan por el mensaje trascendental de Vasudeva (Krishna). No sé  como van a ser capaces de entenderlo.

Pero sé que Tu misericordia sin causa puede hacer que todo sea posible, porque eres el místico más experto.

¿Cómo van a comprender las dulzuras del servicio devocional? ¡Oh, Señor! Yo sólo te pido Tu misericordia para que pueda convencerles de Tu mensaje.

Todas las entidades vivientes están bajo el control de la ener gía ilusoria por Tu voluntad, y por tanto, si Tú quieres, por Tu voluntad también pueden liberarse de las garras de la ilusión.

Quisiera que los liberaras. Por eso, si Tú deseas su liberación, será el único modo en que podrán comprender Tu mensaje…

¿Cómo les haré comprender este mensaje de la conciencia de Krishna? Soy muy desdichado, no tengo buena  cualidad alguna, y soy el más caído. Por eso busco Tu bendición para que pueda convencerles, porque no tengo fuerzas para hacerlo yo solo.

Por algún motivo, ¡oh Señor!, me has traído aquí para que hable de Ti. Ahora, mi Señor, depende de Ti que tenga el éxito o el fracaso; como Tú quieras.

¡Oh, maestro espiritual de todos los mundos! Yo sólo puedo repetir Tu mensaje. De manera que si Tú lo quieres, puedes hacer que la fuerza de mi palabra se adapte a su manera de comprender.

Sólo por Tu misericordia sin causa podrán ser puras mis pala bras. Estoy seguro de que cuando este mensaje trascendental penetre en sus corazones, ciertamente se alegrarán y así se verán liberados de toda condición desdichada de vida.

¡Oh, Señor! No soy más que un títere en Tus manos. Así que, si me has traído aquí para que baile, haz que baile, haz que baile, ¡oh, Señor!, haz que baile como Tú quieras.

Yo no tengo devoción, ni tampoco tengo ninguna sabidu ría, pero tengo una gran fe en el santo nombre de Krishna. Se me ha designado como Bhaktivedanta, y ahora, si quieres, pue des hacer que se cumpla el verdadero significado de Bhakti vedanta.

Firmado —el más desdichado e insignificante de los mendigos,

A.C. Bhaktivedanta Swami,

A bordo del barco Jaladuta, Muelle de la Commonwealth.

Boston, Massachussets, EEUU

Fechado el 18 de septiembre de 1965.

El 19 de septiembre, el Jaladuta entraba  en el puerto de Nueva York y atracaba en el muelle de Brooklin, junto a la calle Diecisiete. Bhaktivedanta Swami vio la sobrecogedora silueta de Manhattan, el Empire State, y, al igual que otros millones de visitantes e inmigrantes anteriores, la Estatua de la Libertad.