El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) anuló hoy la decisión de la Comisión Europea de 2010 de autorizar la “comercialización para su cultivo y usos industriales” de la patata genéticamente modificada. El maíz transgénico de Monsanto podría correr la misma suerte.
La papa transgénica de BASF no va más en Europa.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) anuló este viernes la decisión de la Comisión Europea de 2010 de autorizar la “comercialización para su cultivo y usos industriales” de la patata genéticamente modificada Amflora, que sí se comercializa en América Latina.
“La Comisión vulneró las normas de los procedimientos de autorización” de la UE, indicó el tribunal en su fallo.
La Comisión había autorizado en marzo de 2010 el cultivo y la comercialización de esta papa modificada genéticamente por la rama de biotecnología vegetal del gigante alemán BASF sobre la base de varias opiniones favorables de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
En rigor, la EFSA emitió dictámenes favorables en 2005, la Comisión presentó por lo tanto las propuestas de comercialización al Consejo (que representa a los Estados) que no tomó ninguna decisión.
Entre tanto, al recibir informes sobre “las incoherencias (…) de distintos dictámenes científicos de la EFSA”, la Comisión frenó la autorización y pidió nuevas consultas a esta agencia que en 2009 “confirmó que la patata Amflora no presentaba riesgos ni para la salud humana ni para el medio ambiente”.
Tras esta opinión la Comisión decidió autorizar la patata en 2010 ante la incapacidad de los Estados miembros a ponerse de acuerdo sobre la demanda de BASF.
El Tribunal estima que el Ejecutivo europeo cometió errores de procedimiento. Le reprocha el haber omitido consultar a los Estados en 2009 como lo había hecho en 2005.
Hungría interpuso un recurso en anulación y a éste se asociaron como coadyuvantes Francia, Luxemburgo, Austria y Polonia.
El Tribunal le dio razón este viernes. Si la Comisión hubiese respetado las reglas, el resultado del procedimiento podría haber sido diferente, ya que los Estados habrían podido revisar su posición y decidir si autorizaban o no los pedidos de autorización.
La Comisión indicó que tomó nota del fallo y que analizaría las consecuencias. Una de las opciones es apelar la decisión.
Reaccionando al fallo, el alemán BASF explicó que el TJUE no dio una opinión de orden científico sobre su producto.
“El Tribunal subraya que la decisión tomada en enero de 2012 por BASF de reorientar sus actividades de biotecnología vegetal hacia los mercados con futuro era la adecuada”, declaró Peter Eckes, presidente de la división del grupo dedicada a esta actividad.
Hace casi dos años BASF había decidido de frenar completamente el cultivo y la comercialización de Amflor por la tenaz desconfianza en Europa sobre este producto y el fracaso comercial. Concentró entonces sus actividades en este sector en regiones más favorables como Estados Unidos, América Latina y Asia.
En enero de 2013 el grupo alemán retiró los pedidos de autorización de comercialización en la Unión Europea para las patatas transgénicas Fortuna, Amadea y Modena.
“BASF Plant Science no tiene más actividades de investigación ni de comercialización relativas a Amflora, tanto en Europa como en otras partes”, precisó Eckes.
Amflora es uno de los dos transgénicos autorizados para el cultivo en la UE, pero la patata fue un fracaso comercial y fue abandonada.
El otro transgénico es el maíz MON810 del grupo estadounidense Monsanto, que pidió que se renueve su autorización, pero la UE estudia el caso y es probable que corra la misma suerte.
En Argentina Monsanto produce este maíz en la planta cordobesa de Malvinas Argentinas, donde la oposición de la gente ha generado peleas, disturbios y heridos.