Una declaración de la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON) EEUU por los sucesos sobre el asesinato de George Floyd
La Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON) desea sumar su voz al clamor de millones de personas en todo Estados Unidos y en todo el mundo, que piden justicia para las minorías maltratadas y protección para todas las personas.
El reciente asesinato de George Floyd fue un crimen terrible. Oramos a Dios, conocido en nuestra tradición como Sri Krishna, por el alma del Sr. Floyd y por el bienestar de su familia, amigos y comunidad. Lamentablemente, sabemos que su muerte es solo un crimen entre una larga lista de violencia atroz cometida contra nuestros hermanas y hermanos de raza negra.
Estados Unidos es una gran nación, fundada en principios significativos. La Declaración de Independencia declara: “Sostenemos que estas Verdades son evidentes, que todos los Hombres son creados iguales, que su Creador les otorga ciertos Derechos inalienables, entre los que se encuentran la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad …”
A pesar de estas elevadas palabras, a lo largo de la historia de Estados Unidos, la visión de igualdad de oportunidades, igualdad de derechos ante la ley e igual protección por parte del gobierno no ha sido una realidad para muchos…
En los últimos días, estas injusticias y tensiones subyacentes alcanzaron nuevamente un punto de ebullición. Miles han salido a la calle con ira y frustración con un grito de reforma, que también es un derecho constitucional, otorgado por Dios. En algunas ciudades, los gobiernos y las agencias policiales han actuado respetuosamente, protegiendo e incluso apoyando a los manifestantes. En algunos lugares, especialmente en la capital de nuestra nación, la policía y otros agentes que han jurado proteger a los ciudadanos han disparado gases lacrimógenos y balas de goma contra una multitud de manifestantes pacíficos. Por el contrario, en algunos lugares las protestas han sido infiltradas por delincuentes que cometen robos, incendios provocados y otros actos de violencia sin sentido.
¿Por qué tanta violencia? Las escrituras védicas describen esta época como la era de la “disputa y la hipocresía”. Es un tiempo dominado por las concepciones de nosotros contra ellos, blancos contra negros, abusados y abusadores, y de un creciente odio y división.
¿Qué se puede hacer frente a tanta división y sufrimiento? Nuestra filosofía vaisnava nos invita a reconocer que no somos negros, blancos o algún color más. Somos seres espirituales, hijos e hijas de lo Divino. Nuestra explotación mutua surge a causa del olvido de esta conexión profunda, enfurecida por un miedo ciego y sin fundamentos del otro.
En segundo lugar, nos corresponde erradicar la cultura de la violencia que aflige a nuestra sociedad. Las estadísticas son claras: los asesinatos, la violencia y el abuso son un aspecto cada vez más dominante en la cultura estadounidense. Al hablar en contra de esto, denunciamos a todos los que causan violencia contra la comunidad negra. Rechazamos a quienes causan violencia contra otras minorías, incluidos judíos, musulmanes e hindúes, y contra las personas, tanto morenas como blancas. Hacemos un llamado a la protección de todos los seres humanos, a la Madre Tierra misma, y a todos sus hijos.
Por último, debemos reconocer que no somos propietarios de esta Tierra. Nuestro planeta no está aquí para que lo reclamemos, o para hacer la guerra. El mundo entero es un regalo de Dios. Nuestros cuerpos, sea cual sea su color, son dones de Dios. Deberíamos usar el poco tiempo que tenemos en esta vida para buscar soluciones espirituales a la miríada de crisis que enfrentamos, y no buscar ciegamente objetos materiales para obtener ganancias egoístas.
Por lo tanto, rezamos por George Floyd. Oramos por todas las minorías oprimidas en todo Estados Unidos y el mundo, y suplicamos al Señor por su protección. También oramos por aquellos que promueven el odio, aquellos que han permitido que sus corazones se vuelvan insensibles al sufrimiento de los demás, para que algún día se den cuenta del terrible dolor que causan y aprendan a enmendar sus formas opresivas.
Y, aunque buscamos un cambio profundo, también valoramos los pasos prácticos. Dentro de nuestras propias comunidades, el racismo también a veces levanta su fea cabeza. Por lo tanto, estamos promoviendo un mayor diálogo público y comprensión. También hacemos un llamado a los gobiernos, liderados por mujeres y hombres conscientes, para deshacer el racismo sistémico dondequiera que se manifieste, deshacer la cultura de la violencia sin sentido y deshacer la explotación excesiva de la Tierra y sus criaturas, para que los ideales de los Padres Fundadores de Estados Unidos puedan volver a ceder, luz a la esperanza y no al cinismo, a la inspiración y no a la desesperación.