Mahmud y Morel no habían imaginado que el que debía ser el día más feliz de sus vidas estaría empañado por los gritos de odio de manifestantes de extrema derecha israelí opuestos a este matrimonio entre un musulmán y una judía convertida.
Cientos de manifestantes respondieron ayer al llamado de la organización ultraderechista Lehava (la Llama), que milita contra “la asimilación de judíos y de matrimonios mixtos”.
Vestidos con camisetas con consignas racistas, caldeados tras más de un mes de guerra en la Franja de Gaza, los manifestantes pasaron la noche jugando al gato y al ratón con cientos de policías, intentando acercarse a los invitados para insultarlos e intercambiando injurias con decenas de simpatizantes anónimos conmovidos por la historia de Mahmud y Morel.
Los simpatizantes de la pareja distribuyeron rosas y ondearon pancartas que proclamaban: “El amor es más fuerte que todo” o “Judíos y musulmanes se niegan a ser enemigos”.
“Muerte a los árabes” o “nunca tendrán a mi hermana”, gritaban en respuesta manifestantes que enarbolaban banderas israelíes.
Los incidentes fueron transmitidos en directo por televisión.
Mahmud, empresario de 26 años, y Morel, profesora de 23, se conocieron hace cinco años. La joven era judía, pero luego se convirtió al Islam.
La pareja pensaba que su unión tendría consecuencias en las relaciones familiares, pero no imaginaron que cristalizaría las tensiones del país, exacerbadas por la guerra en Gaza.
La situación se les fue por completo de las manos después de publicar su invitación de boda en Facebook, cuando la organización Lehava llamó a manifestarse frente a la sala de recepción.
“Nada nos afectará, tendremos una boda hermosa, la más bella que se pueda imaginar”, decía el novio sonriente antes de la ceremonia.
Cuatro horas antes de la recepción, en el pequeño departamento de la familia del novio en Jaffa, un barrio popular de Tel Aviv conocido por la coexistencia pacífica entre judíos y árabes israelíes, la familia decoraba el salón y preparaba reposterías orientales.
El novio mientras tanto pasó una parte del domingo en el tribunal de Rishon Lezion, para intentar que se prohibiera la manifestación prevista por la noche.
Su abogado argumentó que la pareja era víctima de intimidación y acoso, pero el juez autorizó la concentración, a condición de que tuviera lugar a 200 metros de la sala de recepción.
El caso, muy retomado por los medios locales, llegó hasta los oídos del Presidente israelí, Reuven Rivlin, quien dijo temer que con esa manifestación se cruzara “una línea roja”.
La Ministra de Justicia, Tzipi Livni, por su parte, se declaró avergonzada por la manifestación de los ultraderechistas, que, dijo, siembra el odio.
“Este tipo de extremismo es insoportable”, expresó en la radio.
Los novios tuvieron que contratar a guardaespaldas para registrar a los invitados. A las 20:00 horas locales, en la zona industrial de Rishon Lezion, los cientos de invitados tuvieron que abrirse camino entre los manifestantes.
“Es una boda, pero no hay nada que celebrar ya que la asimilación (las bodas de judíos con personas no judías) es una calamidad”, manifestó el responsable de la organización Lehava, Bentzi Gopstein, conocido por sus declaraciones racistas.
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