UN DÍA COMO HOY: “Srila Prabhupada toma Sannyasi”

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Srila Prabhupada tomó Sannyasi (orden de vida de renuncia) un día como hoy en el año 1959 en Mathura, India de Sri Srimad Bhakti Vijñana Kesava Goswami Maharaja, siguiendo la instrucción de su maestro espiritual quien se aparecía en sueños dándole esta instrucción durante su vida de casado, y que después de su vida de casado fue corroborada por su hermano espiritual en Vrindaban, a continuación ofrecemos un extracto del libro Prabhupada Lilamrta.

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“Un día, en un estado de ánimo de soledad y renunciación, Abhay compuso un poema en bengalí, titulado «Vndavana-bhajana». Las estrofas iniciales eran específicamente una reflexión interior y personal.

1
Estoy solo en Vndavana-dhama
Y con este sentimiento estoy comprendiendo muchas cosas.

Tengo mujer, hijos, hijas, nietos…, todo.
Mas no tengo dinero; así pues, son gloria estéril.
Krishna me ha mostrado la naturaleza material completamente desnuda;
Por Su fuerza, todo es insípido actualmente para mí.
Yasyaham anughrami hariye tad-dhanam anaih:
«Poco a poco dejo sin riquezas a aquellos con quienes soy misericordioso».
¿Cómo comprender yo esta misericordia del todocompasivo?
2
Todos me han abandonado al verme sin dinero:
Mujer, hermanos, amigos y parientes, todos.
Es la desdicha, pero me hace reír. Estoy solo y río.
En este maya-samsara, ¿a quién amo en verdad?
¿Dónde están ahora mis afectuosos padre y madre?
¿Y dónde mis mayores, los que fueron los míos?
¿Quién me hablará de ellos?, dime quién.
Una lista de nombres es todo lo que queda de esa vida familiar.

Una noche, Abhay tuvo un sueño sorprendente, el mismo que había tenido ya varias veces, en sus tiempos de jefe de familia. Srila
Bhaktisiddhanta Sarasvati apareció exactamente como Abhay lo había conocido, el sannyasi alto, erudito, que venía directamente del mundo espiritual, del séquito personal de Krishna. Llamó a Abhay y le indicó que le siguiera. Le llamó repetidamente, y le hizo señas con la mano. Le decía que tomase sannyasa. Ven, le exhortaba,  un sannyasi Abhay se despertó maravillado. Pensaba que esta instrucción era otra forma de la primera que Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati le había dado cuando se encontraron por primera vez en Calcuta, la misma instrucción que su maestro espiritual había materializado más tarde en una carta: «Predica en inglés y difunde la conciencia de Krishna en el mundo occidental». Sannyasa era para esto; si no, por qué le iba a pedir su maestro espiritual que lo aceptase? Según el modelo del sistema social védico, un hombre debe dejar a su familia a los cincuenta años para ser un monje renunciante, un sannyasi y así, dedicar el resto de sus días a cantar, escuchar, y predicar las glorias del Señor. Abhay concluyó que su maestro le decía: «Ahora toma sannyasa, y serás verdaderamente capaz de cumplir esta misión. Antes, no era el momento».
SannyasiAbhay deliberó cautamente. Al tomar sannyasa, un vainava consagra totalmente su cuerpo, su mente y sus palabras al servicio de la Suprema Personalidad de Dios, renunciando a todos los demás compromisos. Abhay estaba ya haciendo todo aquello, pero le pareció que aceptando la orden de sannyasa, podría afirmar su posición, y tener aún más ímpetu para la gran obra que tenía ante sí. El modelo védico y el ejemplo dado por anteriores acaryas indicaba que si se quiere dirigir un movimiento de predicación, es imprescindible tomar sannyasa. Al principio, Abhay se había resistido, pero ahora lo consideraba de nuevo. Se dirigió a un hermano espiritual, Keava Maharaja, de Mathura, que insistió en que Abhay tomase sannyasa inmediatamente.
Años despus, Prabhupada recordaría: «Estaba solo en Vndavana, escribiendo. Mi hermano espiritual insistió: “Bhaktivedanta Prabhu, debes hacerlo. Sin aceptar la orden de vida de renunciación, nadie puede ser un predicador”. Era mi maestro espiritual quien insistía por medio de aquel hermano espiritual. De manera que, de mala gana, acepté».
Después de una ceremonia formal de sannyasa en Vndavana, el nombre de Abhay fue Abhay Caranaravinda Bhaktivedanta Swami. Pero aún quedaban sus problemas básicos. Quería predicar la conciencia de Krishna, pero eran pocos los que querían escuchar. Estas cosas no habían cambiado por haberse hecho sannyasi….”