Jorge Luis Martín, conocido en la comunidad de ISKCON como Pancadhara Das, ha dedicado su vida a la música y la espiritualidad. Como cantautor, productor musical, practicante de Reiki y devoto del Bhakti Yoga, su recorrido —desde las calles de Buenos Aires hasta un tranquilo retiro en el bosque— refleja su profunda conexión con la conciencia de Krishna.
Vida temprana y despertar espiritual
Nacido en Buenos Aires, Argentina, en una familia católica, Pancadhara inicialmente practicó el cristianismo, pero se desilusionó de la religión organizada a los 14 años. Sin embargo, la música siguió siendo una constante en su vida. Se sintió particularmente atraído por My Sweet Lord de George Harrison, aunque al principio no reconoció su significado espiritual.
En 1986, su camino dio un giro inesperado cuando asistió a un festival de Gaura Purnima cerca de su escuela. Al principio se mostró escéptico, pero le llamó la atención el prasadam (en particular, un dulce Simplemente Maravilloso) y le sorprendió ver a su hermana y mejor amiga atea entre los devotos. Intrigado, participó en debates filosóficos, en particular sobre el vegetarianismo, que cuestionaban sus puntos de vista ateos. “Su razonamiento tenía todo el sentido y no tenía argumentos en contra”, recordó.
Con el tiempo, comenzó a explorar el Bhagavad-gita y a cantar el mantra Hare Krishna. “Conocer a los devotos y escuchar la filosofía de la conciencia de Krishna me abrió los ojos”, dijo. “No se trataba solo de creencias; era una forma de vida que se alineaba con las verdades científicas y observables”.
Un compromiso con la conciencia de Krishna
Después de años de asistir a los programas del templo, Pancadhara decidió sumergirse por completo en la vida devocional y se trasladó al ashram como brahmacari. Pronto fue iniciado y pasó los siguientes ocho años dedicándose a los servicios del templo, que incluían cocinar y hacer sankirtan. La música siguió siendo una parte clave de su vida: grabó clases devocionales y produjo música para otros devotos.
Un viaje a la India profundizó su compromiso espiritual. A su regreso, continuó asistiendo al templo mientras ampliaba sus conocimientos de medicina china, masaje shiatsu y reiki. Se convirtió en profesor y ofreció cursos de sanación mientras establecía un estudio de grabación casero, donde produjo álbumes de éxito publicados por compañías locales.
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Un punto de inflexión: abandonar la ciudad
A medida que su carrera florecía, Pancadhara se absorbió cada vez más en la vida urbana. Una llamada telefónica con su madre resultó crucial. Preocupada por su estilo de vida acelerado, ella lo instó a pasar tiempo con ella. Al darse cuenta de que estaba priorizando a los clientes sobre sus seres queridos, reevaluó su camino.
Por esa misma época, un amigo devoto le recordó una comunidad devota pacífica en el bosque. “El bosque estaba tranquilo como nunca lo estaba la ciudad”, reflexionó. “Era como si los propios árboles me pidieran que me quedara y escuchara”. Inspirado, compró un terreno en la zona, construyó su propia casa y adoptó una vida sencilla, dedicándose a la música y a la conciencia de Krishna.
Crecimiento espiritual y evolución musical
La vida en el bosque profundizó su práctica espiritual y reformuló su enfoque de la música. “Me alejé de las distracciones para concentrarme en mi práctica”, explicó. En soledad, experimentó un cambio profundo: su música se convirtió en algo más que una salida creativa; se convirtió en una herramienta para la sanación y la conexión espiritual.
Durante este período, aprendió a tocar varios instrumentos, entre ellos el teclado, el bajo, la flauta y la percusión. Sus composiciones mezclaban rock, folk y melodías sagradas, creando un sonido accesible pero profundamente devocional. Su objetivo era claro: “Quería hacer música que pudiera ayudar a las personas a conectarse con Krishna de una manera significativa”.
Luchando contra el cáncer y encontrando fuerza en Bhakti
Pancadhara tuvo que hacer frente a una dura prueba cuando le diagnosticaron cáncer. En lugar de sucumbir al miedo, confió en sus prácticas espirituales. “Me sumergí en el canto y la meditación”, contó. También aplicó los principios del Reiki y el Bhakti, no solo para la curación física, sino para profundizar su conexión con Krishna.
Este período reafirmó su creencia en el poder de la música. “Me di cuenta de que la música tiene la capacidad de curar, no solo físicamente, sino también emocional y espiritualmente”, dijo. Su batalla contra el cáncer inspiró una nueva ola de composiciones, ofreciendo consuelo y aliento a quienes enfrentan sus propias luchas.
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Música, comunidad y futuro
Más allá de la expresión personal, Pancadhara ve la música como una forma de construir comunidad. Sus actuaciones y grabaciones unen a las personas y crean experiencias devocionales compartidas. “Para mí, la música siempre ha sido una experiencia comunitaria”, señaló. Su trabajo sigue inspirando, uniendo las melodías tradicionales conscientes de Krishna con sonidos contemporáneos para hacer que la música Bhakti sea accesible a un público más amplio.
De cara al futuro, sigue comprometido con su misión. “Mi música es mi servicio a Krishna”, afirma. “Espero seguir evolucionando como músico y difundir el mensaje de Bhakti”.
El recorrido de Pancadhara Das, desde un adolescente escéptico en Buenos Aires hasta un practicante devoto que vive en el bosque, ilustra el poder transformador de la perfección de la música a través de la conciencia de Krishna. A pesar de los desafíos, incluida su batalla contra el cáncer, se ha mantenido firme en sus búsquedas espirituales y artísticas. Su historia es un testimonio del poder curativo de la devoción, la vida sencilla y la música como medio para conectarse con lo Divino.
Para obtener más información o escuchar su música, las obras de Pancadhara están disponibles en Campamento de banda.También puedes seguirlo Instagram, y aprenda más sobre su comunidad. aquí.
Autor: Atma Tattva Das, redactor de noticias de ISKCON